Los Vampiros de Caracas

Los Vampiros de Caracas es un nuevo tradicional de la literatura por lo reciente de su contenido, al reaparecer una raza autóctona indoamericana dotados de poderes sobrenaturales.
Por su alucinante avance es una lectura que te atrapará desde el primer capítulo por lo polémico del planteo y el combate con campos religiosos por estar sumidos en un planeta infernal con la materialización de acuerdos satánicos.
Es una joya de realismo mágico enriquecido con ocasiones inpensables y también inesperadas.
Fué prohibida su lectura por el pudor espiritual que asegura su mefistofélica predominación en la red social. El personaje satánico Krakatoa un es sacerdote católico primordial adorador de satanás.
Esta obra es ya una inclinación estando de tendencia y se ha esparcido entre los que leen de charla hispana, cómpralo antes que te lo cuenten.
Los Vampiros de Caracas, forman obligatoriamente, una expresión de contemporaneidad. Es la interpretación de la rica y provechosa forma de ingresar al planeta de las ideas en el ámbito del fenómeno sociológico antropológico. En esta ocasión Orlando Medina, nos subsume en el planeta fabuloso de los vampiros humanizados, muy de tendencia en estas décadas literarias, con un drama idiosincrático de Caracas, cargada de fenómenos sociológicos, con los hombres y mujeres que viven en las riberas del río Guaire. Para ofrecerle mucho más fuerza a la historia, hace aparición una raza de indios latinos, perdida de la investigación arqueológica, pero muy activos en la localidad magnífica y plena de experiencias, estos son los Clovis quienes asedian la seguridad de la multitud y en el momento en que los vampiros personajes principales de esta paradigmática obra, deciden accionar, favorecen el mucho más fabuloso choque, con los Clovis, quienes ahora en los últimos episodios son dirigidos por Krakatoa un monje católico, poseedor de concluyente poderes, erigido en archienemigo de los Vampiros y arremeten contra ellos, fallando consecuentemente, triunfando la Justicia con sus nuevos paladines dueños de la obscuridad y de la noche.
Su motivación de redactar sobre este género, lo asienta por ser la temática mucho más explotada en los géneros de drama y terror, concerniente al término enigmático de una sociedad segrega, además de esto, es de enorme atrayente al sujeto humano, quien tiene fecha irrevocable de fenecimiento, pero le atrae la curiosidad de examinar un tema mítico que encanta por el deseo de ser inmortal, seductor irreprimible, cubierto de mucho lujo y poder.
Toda la obra es un relato interminable de ocasiones espectaculares, mutándose entre hechos acontecidos en la verdad y esbozados en un contexto de ficción. Los vampiros fueron representados como seres espeluznantemente espantosos, vestidos elegantemente con frac, de pelo peinado impecablemente engominado, de cara blanquecina mortuoria, con ojos rojizos de mirada hipnótica seductora y de singulares colmillos afilados capaces de atravesar la yugular de sus desvalidas víctimas.
El personaje primordial, alejadísimo de esa imagen lúgubre y combativa, es suavizado con el habitual porte de un policía experto en la investigación científica. Su prudencia lo realiza merecedor de la seguridad y el respeto de sus compañeros. Le corresponde ser parte de las indagaciones de los espectaculares y macabros asesinatos de unos ciudadanos en Sabana Grande, otros de peculiaridades muy extrañas en el río Guaire. Esos casos se transformaron en reales cangrejos policiales, los que sumados a los raptos de gobernantes policiacos fue un enorme misterio bien difícil de transcribir y en un fragmento de la narración de los hechos, detalla la participación de una raza perdida famosa, arqueológicamente como Clovis, un conjunto étnico indoamericano desaparecido desde la era precolombina. Los detalla como guerreros aguerridos, dotados de habilidades y fuerzas sobrehumanas. Empezando una historia de historia legendaria extravagante que abre un período explotable con la participación de este conjunto de pobladores originarios de América.