Tan loco como para cambiar el mundo: El evangelio informático de Steve Jobs en la intersección de las humanidades con la tecnología

"O sea para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los conflictivos. Los que no encajan en ningún lugar. Los que ven las cosas de otra forma. No prosiguen las reglas. Y no tienen ningún respeto por lo predeterminado. Puedes alabarlos, puedes no estar según ellos, puedes citarlos, puedes no opinar en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes realizar es ignorarlos. Pues ellos cambian las cosas. Ellos idean. Ellos imaginan.
Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la raza humana hacia adelante. Quizá deben estar locos. ¿De qué forma, si no, puedes encararte a un cuadro vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y percibir una canción que jamás fué redactada? ¿O contemplar un mundo colorado y ver un laboratorio sobre ruedas? Mientras que ciertos los ven como los locos, nosotros observamos genios. Por el hecho de que la multitud que está suficientemente desquiciada para meditar que tienen la posibilidad de cambiar el planeta, son los que consiguen llevarlo a cabo".

De este modo rezaba la campaña de los "Crazy Ones" con la que Apple se reposicionó en 1997 tras la segunda etapa de Steve Jobs en la compañía. Es una leal síntesis de de qué manera las psiques refulgentes cambian la historia, no sencillamente por publicar artículos u conseguir ganancias millonarias. En el momento en que alguien crea un avance con la capacidad de hacer una exclusiva situación, prácticamente adivinando aquello que la gente desearán más adelante o el modo perfecto en que desearán vivirlo, crea paradigmas. Ese es el mayor legado que dejará Jobs: conseguir que la raza humana logre solucionar sus pretensiones y lograr sus pretensiones a través del empleo de tecnología avanzada pero alcanzable y comprensible para todo el mundo.

Aquí ese relato...