Linsay y el bosque de bambu: Un cuento motor para jugar, cooperar, convivir y crear en educacion infantil y el primer ciclo de primaria

Una tarde de invierno, en el momento en que Laura se encontraba a puntito de cumplir seis años, decició que iba a redactar un cuento. Un cuento de pacíficos osos y pérfidos raptores.
Su padre, Jesús Vicente, se sentó, al lado de ella, en oposición al computador y empezó a anotar lo que Laura contaba.
En unos cuantos tardes mucho más, Laura había dado fin a un relato que empezaba con 2 pandas amigos y libres y acababa, nuevamente, con los panda viviendo en independencia y sintiendo la alegría que les generaba su amistad, al paso que los desalmados raptores, modificaban su forma de accionar frente a los animales.
Una mañana del verano siguiente, el padre de Laura, que es profesor de educación física, se despertó suponiendo que el cuento que meses antes había desarrollado su hija podía transformarse en un cuento para divertirse con sus estudiantes y pupilas. Se lo ha propuesto a ella, Y Laura aceptó, no sin antes proponer que ella era autora de ese cuento. Y, naturalmente, lo era. Es mucho más, hasta ese instante era la única autora.
A lo largo del verano siguiente Eldha acabó las ilustraciones y Jesús Vicente elaboró el cuaaderno didáctico para prestar elecciones en la utilización educativo del cuento.
Entre los tres habían construido una experiencia para comunicar.
Al finalizar este emprendimiento, Laura tiene nueve años...De la edad de Jesús Vicente y de Eldha mejor no charlamos, que tampoco tiene tanta relevancia.
Los tres dessean que este libro abra las puertas a un planeta de imaginación, imaginación, juego, convivencia y alegría.