LA LIBERTAD DE LOS CAÍDOS (ARCÁNGEL nº 1)

Bajo la luz de las tres lunas, en la localidad santa de Sacropolis, vive un viejo Señor que domina todos y cada uno de los mundos sentado desde su alarmante sillón… con el báculo en la mano proclama su ley, y pobre de aquel que no le obedezca.

Su nombre es Yahveh. Unos le llaman tirano, otros, salvador… y esos que le sirven, Dios.

Y fue a lo largo de la construcción de la Tierra que Luzbel ha propuesto a Yahveh hacer al hombre, sin embargo, en el momento en que la iniciativa fue un hecho se obsesionó con la criatura y la demandó como suya, faltándole al respeto a Dios.

El Arcángel se rindió frente sus diablos internos y acabó por dar su alma al Oscurantismo (la religión extinta) Cegado por el odio y la ambición decidió huír hacia la novedosa tierra y gobernar a los humanos como su auténtico constructor.

Pero sus sueños de independencia son inviábles… Para conseguirlo deberá librar una sanguinolenta guerra contra sus hermanos, los incomparables guardianes de Dios, quienes van a hacer lo impensado por sepultar sus sueños de independencia, hasta castigarle con la desaparición.

No obstante, los Arcángeles y Luzbel solo son actores en un teatro cósmico, elaborado por una cabeza ondulada y mortal que se oculta en la penumbra, tirando de los hilos, tejiendo la telaraña y fabricando el libreto para su próxima escena.

“El Cielo esta maldito…
¡No creas a absolutamente nadie!
¡No te fíes de absolutamente nadie!
El auténtico enemigo esconde su rostro y
Juró que los mataría a todos”…