Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil (Sin colección)

Con su mirada sombría y verdadera, Leviatán se convirtió en entre los contenidos escritos mucho más esenciales para comprender la política occidental. Escrito en un tiempo convulso, a lo largo de la guerra civil inglesa, muestra con crudeza la naturaleza del humano: egoísta, competitiva y siempre y en todo momento miedosa del mayor de los males, la desaparición beligerante.

En su estado natural, opina Hobbes, los hombres vivían en una condición anárquica, una guerra de todos contra todos por la supervivencia, sin una clara distinción entre la justicia y la injusticia. La vida, en esa situación primigenia, es "solitaria, pobre, desapacible, salvaje y corta", según la célebre formulación de Hobbes.

Pero, ¿qué deja al humano huír de ese estado de desesperación? Un soberano poderoso, el Leviatán, cuyo gobierno sea permitido por la mayor parte de los individuos, que le ceden una parte de sus derechos y aceptan su autoridad. El soberano puede ser un sujeto (la fórmula predilecta de Hobbes es la monarquía) o una reunión de individuos (un Parlamento), pero en todo caso el objetivo de su poder es terminar con la crueldad ininterrumpida. La autoridad debe imponer un temor que aplaque los peores instintos de los hombres y lleve a cabo que estos teman el castigo debido al mal accionar.

La visión de todo el mundo de Hobbes sorprendió a sus contemporáneos, su obra fue quemada públicamente y acusada de blasfemia. Pero su rechazo a percepciones mucho más optimistas sobre el hombre y la intención del poder dio paso al pensamiento político moderno y, siguiendo la tradición estrenada por Maquiavelo, nos retó a conocer las cosas como son, no como nos agradaría que fuesen.