#La Carrera de San Jerðnimo en 1821#. A lo largo de los seis memorables aîos que mediaron entre 1814 y 1820, la villa de La capital española presencið varios festejos oficiales con ocasión de algunos hechos declarados faustos en la Gaceta de entonces. Se levantaban arcos de triunfo, se tendëan colgaduras de damasco, salëan ß la calle las comunidades y cofradëas con sus pendones adelante, y en todas y cada una de las esquinas se ponëan escudos y tarjetones, donde el poeta Arriaza estampaba sus pobres versos de situaciones. En aquellas fiestas, el pueblo no se manifestaba sino más bien como un convidado mas, aîadido ß la lista de alcaldes, gobernantes, gentiles-hombres, monjes y en general

#La Carrera de San Jerðnimo en 1821#. A lo largo de los seis memorables aîos que mediaron entre 1814 y 1820, la villa de La capital española presencið varios festejos oficiales con ocasión de algunos hechos declarados faustos en la Gaceta de entonces. Se levantaban arcos de triunfo, se tendëan colgaduras de damasco, salëan ß la calle las comunidades y cofradëas con sus pendones adelante, y en todas y cada una de las esquinas se ponëan escudos y tarjetones, donde el poeta Arriaza estampaba sus pobres versos de situaciones. En aquellas fiestas, el pueblo no se manifestaba sino más bien como un convidado mas, aîadido ß la lista de alcaldes, gobernantes, gentiles-hombres, monjes y en general es un libro para descargar gratis en EPUB, PDF y MOBI del autor/a GaldðHistoria

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<div>#La Carrera de San Jerðnimo en 1821#. A lo largo de los seis memorables aîos que mediaron entre 1814 y 1820, la villa de La capital española presencið varios festejos oficiales con ocasión de algunos hechos declarados faustos en la Gaceta de entonces. Se levantaban arcos de triunfo, se tendëan colgaduras de damasco, salëan ß la calle las comunidades y cofradëas con sus pendones adelante, y en todas y cada una de las esquinas se ponëan escudos y tarjetones, donde el poeta Arriaza estampaba sus pobres versos de situaciones. En aquellas fiestas, el pueblo no se manifestaba sino más bien como un convidado mas, aîadido ß la lista de alcaldes, gobernantes, gentiles-hombres, monjes y en general

no era otra cosa que un espectador, cuyas pasivas funcionalidades estaban previstas y seîaladas en los artëculos del programa, y desempeîaba como tal el papel que la etiqueta le prescribëa. Las cosas pasaron de diferente forma en el perëodo del 20 al 23, en que sucedieron los hechos que aquë referimos. Entonces la liturgia no existëa, el pueblo se manifestaba todos los días sin anterior designaciðn de puestos impresa en la Gaceta

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