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¿Es que todavía es útil investigar la verdad política de hoy con criterios de izquierda o derecha? Si las izquierdas se ofrecen subsistir al shock de la verdad sin transformarse en otra cosa, deben comprobar tanto su pasado como su presente. Es imposible ofrecer a las cuestiones de el día de hoy respuestas tan intensamente retrógradas como las que se dan. El pensamiento sin dependencia, sin aparato político y ordenado solo en instantes puntuales para una meta por vez, es la senda mucho más lógica hacia la creación de una región política de forma exclusiva democrática que no dé rincón a fosilizaciones.
"En el momento en que inicié la escritura de "La izquierda retrógrada", yo me consideraba un hombre de izquierda. ¿Qué es lo que significa esto? ¿De qué forma se es de izquierda si uno es sincero? De la misma manera en que se es católico o budista: asumiendo enteramente una extendida tradición, que para la situacion incluye los crímenes, las disidencias, las desviaciones, las recreaciones y hasta el modo perfecto de concebir la historia.
Dicho de otra manera: la pelea de clases como motor de la historia, los veinte millones de fallecidos de José Stalin, la aprobación de los créditos de guerra por la socialdemocracia alemana para comenzar la Primera Guerra Mundial, el asesinato en masa de Pol Pot, la destrucción de Cuba —que en 1959 no era el burdel que frecuenta pintarse, sino más bien entre los países mucho más avanzados y cultos de América, con entre las tasas de alfabetización mucho más altas de todo el mundo—, la opresión del alzamiento de Kronstadt en 1921 por Leon Trotski, el clásico antisemitismo de la izquierda "pobrista" o atrasista
"En el momento en que inicié la escritura de "La izquierda retrógrada", yo me consideraba un hombre de izquierda. ¿Qué es lo que significa esto? ¿De qué forma se es de izquierda si uno es sincero? De la misma manera en que se es católico o budista: asumiendo enteramente una extendida tradición, que para la situacion incluye los crímenes, las disidencias, las desviaciones, las recreaciones y hasta el modo perfecto de concebir la historia.
Dicho de otra manera: la pelea de clases como motor de la historia, los veinte millones de fallecidos de José Stalin, la aprobación de los créditos de guerra por la socialdemocracia alemana para comenzar la Primera Guerra Mundial, el asesinato en masa de Pol Pot, la destrucción de Cuba —que en 1959 no era el burdel que frecuenta pintarse, sino más bien entre los países mucho más avanzados y cultos de América, con entre las tasas de alfabetización mucho más altas de todo el mundo—, la opresión del alzamiento de Kronstadt en 1921 por Leon Trotski, el clásico antisemitismo de la izquierda "pobrista" o atrasista
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