Inteligencia Artificial Versus Inteligencia Humana

En ámbas décadas transcurridas del siglo s. XXI, estamos sumergidos en el avance tecnológico (DT), que está aportando substanciales cambios en todos y cada uno de los campos sociales. Y como sus posibilidades se van a ir acrecentando, hay que ser cautos al procurar aclarar cuál va a ser el futuro de la raza humana, donde el futuro es mucho más inesperado de lo que tenemos la posibilidad de meditar, y mucho más dudoso de lo que tenemos la posibilidad de opinar. En relación a lo que va a ocurrir más adelante del avance tecnológico en el campo sanitario, financiero, laboral, científico, alimenticio, enseñante, etcétera., se puede decantarse por el mucho más o el menos, en tanto que podríamos llegar mucho más lejos de lo que pensamos o quizá bastante menos de lo que presumimos.
Los llamados con un cierto tono peyorativo «líderes de la informática» manifiestan el supuesto de que las máquinas configuradas como robots, ciborgs, androides… conseguirán meditar y tener conmuevas de manera semejante a los humanos. Uno de sus ensoñados objetivos es el poder fusionarnos con las máquinas, para comprar una superior naturaleza humana y retar con so-berbia, como unos renacidos Prometeos, el que no hay nada ni va a haber absolutamente nadie que esté sobre el hombre-máquina.
El propósito de este libro es el de confrontar y aclarar la diferencia entre el intelecto humana y la IA (inteligencia artificial), a través de sólidos argumen-tos encabezados por múltiples «sesiones». Con esto se quiere enseñar que las máquinas, si bien lograran altos grados de perfección en sus sofistica-das programaciones, no posiblemente logren meditar de la misma los humanos.
Cualquier interpretación materialista que niega la inmaterialidad de la luz de la razón, de los valores intangibles… pone en cuestión el que se logre entrar a la entendimiento importante de todas y cada una de las cosas de nuestro ambiente escencial. Estas utópicas metas se elaboran a costa de relativizar la realidad del humano, valorándolo como una suerte de «bricolaje» capaz para diferentes usos, sin estar revestido de ninguna intencionalidad con sentido.