Los indicios biológicos del delito (Colección Criminalística)

“No voy a dar nada por sentado hasta el momento en que tenga la posibilidad de investigar en lo personal la escena del delito”. Estas expresiones del Dr. John H. Watson, el compañero de andaduras de Sherlock Holmes, encierran una verdad que, con la instauración gradual y progresiva del sistema acusatorio oral en México, resulta incuestionable.
El perito no solo debe enseñar un frío dictamen escrito, sino asimismo debe argumentar sus conclusiones, responder las cuestiones de la contraparte y persuadir al juzgador en una audiencia oral y pública. Estos desafíos necesitan sólidas bases teóricas y este libro las da.
Todo acto delictivo está indisolublemente relacionado con el sitio de los hechos. Rafael Moreno, estudioso retirado y doctor honoris causa por el inacipe, cree que, más allá de que es imposible llevar a cabo una lista descriptiva de todos y cada uno de los rastros que tienen la posibilidad de hallarse, la manera más óptima de prestar una solución práctica y fácil radica en dividir estos elementos en biológicos y no biológicos.
Este libro se ocupa, exactamente, de los primeros. Lo realiza teniendo en cuenta que este tipo de rastros —sangre, saliva, semen, piel, por decir ciertos— están con una mayor frecuencia donde ocurrió el hecho violento. Así, el artículo proporciona una guía para los criminalistas apasionados en utilizar rigor científico en sus indagaciones.