La increíble conexión INTESTINO-CEREBRO

Todos aceptamos como visible la relación entre estados sentimentales perturbados y el malestar intestinal –mariposas en la tripa, nudo en el estómago...–, lo que no es tan visible es exactamente la misma relación pero en sentido contrario. El día de hoy distintos estudios científicos documentan de qué manera la estabilidad bacteriano de nuestras supones modula en parte importante el accionar, los estados de ánimo y las habilidades cognitivas. Jamás antes se había visto con tanta claridad la gran verdad que encierra el aforismo “somos lo que ingerimos”. Pues jamás antes se había visto tan meridianamente que el temor, la furia, el cariño, la alegría, la tranquilidad… (al fin y al cabo, lo que somos, lo que vivimos) son tema de las vísceras, y que, quizás, en ellas habite y se exprese el esquivo inconsciente. Lo que se muestra en este libro es una pura introducción. Una convidación, mucho más bien. Bastante de lo que se cuenta semeja ciencia-ficción, pero no es así en lo más mínimo. Camila Rowlands nos da, con su frecuente estilo entretenido y alcanzable, varias patentizas espectaculares y nos sugiere ir a atravesar el umbral de la impresionante puerta que ciertos soñadores han entreabierto: la increíble conexión intestino-cerebro y el alentador avance que el hallazgo de esa conexión puede sospechar en la guerra contra las patologías siquiátricas y neurológicas mucho más complicadas. Prepárate para el desconcierto.