La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968

Del 68 disponemos la memoria indeleble del sacrificio de los jóvenes en Tlatelolco, tal como los testimonios de varios de los actores. Pero del 68 se nos ha olvidado algo, exactamente lo más esencial, justo lo que se deseó ahogar a sangre y fuego: el estallido de vitalidad, de imaginación, de –en una palabra– imaginación que de repente sacudió a un país autoritario, hipócrita, mortecino y encerrado en sí. El poder mató a los jóvenes y asustó al país explicando que era víctima de una conspiración: a veces comunista, a veces de la CIA, a veces de los “pensadores de la destrucción” y, en todos y cada uno de los casos, de los “contrincantes de México”. Pero el Poder no encaraba ningún enemigo conspirativo