Igual que te amo ahora, aunque seas pelirroja

Cayetana tiene una pesadilla recurrente. Cada noche, sueña que padece un accidente de tráfico acompañada de una mujer rubia, cuyo rostro no consigue a conocer jamás. Algo dentro suyo le afirma que esa persona estuvo con ella siempre y en todo momento, pero ninguno de los datos que ve mientras que duerme se ajusta con la verdad que vive todos los días, dominada por la depresión donde la ha sumido el reciente fallecimiento de su madre. Poco puede dudar que alguien a quien no puede ver la estuvo intentando encontrar. Y en este momento termina de hallarla.

En medio de una solitaria fuga en motocicleta, cree ver a una muchacha que es el vivo retrato de la mujer de sus sueños, en frente de un bar de un pequeño pueblo de Ávila en el que jamás había estado antes. Confusa y modificada por el concepto que logre tener aquello, regresa a la carretera a toda agilidad y termina cayendo barranco abajo, en medio de una curva de un puerto de montaña. La maniobra se salda con una experiencia próxima a la desaparición. En el momento en que sale del hospital, cambió. Es con la capacidad de ver lo que absolutamente nadie mucho más ve, y hasta puede charlar con los fallecidos.

Desde ese instante, Caye va a ser testigo de todo género de increíbles vivencias. Clarividencia, encuentros en la cuarta etapa, contactos con el mucho más allí, sesiones de ouija, visitas a sitios de fuerte impregnación psíquica como el pueblo de Belchite… Nada es bastante, con tal de desentrañar el secreto de su presente, su pasado y su porvenir. Acompañada por sus siempre y en todo momento leales amigos, hallará consejeros que le asistirán a desplazarse por el planeta de lo sobrehumano, se encarará a entidades oscuras y comprenderá mejor tanto la desaparición como el auténtico poder del amor. Un amor que va alén de las barreras del espacio, el tiempo y el chato físico.

Igual que te amo en este momento, si bien seas pelirroja es una historia que una parte de entre los reveses mucho más lacerantes a los que, antes o después, todos deberemos encararnos: la pérdida de un ser amado.