Huesos en el jardín (Andanzas nº 11)

En el mes de octubre de 2002, un Kurt Wallender agotado y refunfuñón va a conocer la que podría ser la vivienda de sus sueños, en la campiña de Löderup. No obstante, mientras que merodea en solitario por el jardín de la vivienda, rumiando si adquirirla o no, tropieza con algo semioculto entre la yerba. Para su sorpresa, son los huesos de una mano. Esa noche, en el momento en que los especialistas encienden sus focos y cavan alrededor, sale a la luz un cadáver o, explicado de otra forma, un esqueleto que, según los forenses, muestra signos de ahorcamiento y que transporta mucho más de cincuenta años sepultado en ese jardín. Muy antes de Navidad, y más allá de los recortes presupuestarios en la policía de Escania, Wallander, Martinsson y Stefan Lindman (el personaje principal de El retorno del instructor de baile) echan horas para investigar lo que semeja ser un asesinato antiquísimo. Pero ¿de qué forma investigar una desaparición ocurrida hace unos sesenta años? ¿Es viable aclarar un delito cometido tanto hace un tiempo? En el momento en que ahora están a puntito de darse por vencidos, Wallander vuelve al jardín de lo que podría ser su futura casa. Y algo provoca en él novedosas supones que se transformarán en un nuevo descubrimiento.