Homo vampyrus: El eslabón supremo de la cadena trófica

La vida de Benito Calvo Ortega, el vampiro, no dejará indiferente a absolutamente nadie. Vamos a poder reírnos o plañir, plañir y reírnos, envidiarlo o condenarlo, pero jamás nos dejará un rastreo falto de interés o pasión... Nos encontramos en una novela fabularia, fabulosa, que, sin embargo, incluye, en el lapso de los hechos, un análisis de la verdad diaria de la sociedad de la cual formamos parte. Un estilo ágil, con ironía, humor, crítica popular, ocasiones inopinadas. Eros y Tánatos se detallan de la mano, indivisibles, más allá de que los vampiros tienen la inmortalidad. Charlan de que forman el "eslabón supremo de la cadena trófica" y tienen características de las que carecemos los humanos y como humanos queremos.
Está redactada con apariencia de memorias del personaje narrador que empieza su relato diciendo: “Transformarme en vampiro fué lo destacado que me ocurrió en la vida”. Como leyentes, a la visión de semejante afirmación, tenemos la posibilidad de cuestionarnos si cabe algo positivo en la presencia de un vampiro. La lectura de esta obra nos va a sacar de inquietudes o, quizá, nos va a llevar a un lago de inconvenientes, perplejidades y también incertidumbres.
Confiesa Benito, el vampiro, que “La multitud considera que semejantes criaturas son fruto de la fantasía satánica de determinados autores, ya que, los vampiros mismos son, para ellos, criaturas sanguinarias y malvadas que siembran el mal por su naturaleza maligna. Solamente lejos de la verdad, como va a poder revisar si lee las páginas adjuntas”. Y aún añade en la carta a Antonio García Velasco que sirve de introducción: “Se va a preguntar, quizás, por el fundamento que me transporta a proponerle la publicación de este libro. Va a ver: los vampiros hemos superado varios de los defectos de los humanos, nos encontramos en un estadio superior de la evolución y creo un deber conmigo anunciar con patentizas –aun fabularias– que otra forma de concebir la vida es viable”. ¿Un vampiro moralista?… Nos desconcierta, ya que vive del plasma sanguíneo de los humanos.
Con el "Quijote" no nos encontramos frente a una novela mucho más de caballerías y caballeros andantes, si bien asimismo. Con "Homo vampyrus" no nos encontramos frente a una novela mucho más de vampiros, si bien asimismo: rompiendo mitos y quizás demoliendo el morbo de la maldad por la maldad.