El hombre que hablaba con las ranas: Conversaciones de bar entre un filósofo callejero y un aprendiz batracio

Diálogos de bar entre un pensador callejero y un aprendiz batracio.

Una obra para reír y no parar. Una revisión capaz y lúdica de la verdad donde vivimos con el más destacable humor del sur.

«Aquel día ocurrió algo que cambió mi vida: se encontraba en la orilla de un arroyo que hay en las afueras del pueblo en el que vivo sentado en una piedra entre cañitas y jaramagos en el momento en que eructé y cuál fue mi sorpresa en el momento en que las ranas me respondieron... Y volví a eructar y me volvieron a contestar. Aquello era el milagro de la comunicación. Desde ese momento soy El hombre que charlaba con las ranas.»

De este modo empieza el retorno mucho más aguardado de Miguel Ángel Rodríguez, El Sevilla, cantante de Mojinos Escozíos, tras el éxito de ventas de sus 2 libros precedentes: Memorias de un Homo erectus y Períodico de un ninja.

Esta vez se propuso probar que hay 2 géneros de filosofía: laútil y la inútil. En El hombre que charlaba con las ranas nos comenta que aprendió el idioma de los batracios para filosofar con ellos, que se refugió en una vivienda para redactar y que el espectro que la habitaba le sirvió de negro o que viajó en el tiempo para hallarse consigo. Y merced a este inesperado don de lenguas edifica un desternillante menú filosófico donde los entremeses, los piscolabis, los primeros, los segundos y los postres se transforman en las proposición de una exclusiva corriente de pensamiento: la filosofía inútil.