Herejes (Philosophiae Memoria nº 13)

Chesterton publicó Herejes en el año 1905. Por sus páginas desfilan prácticamente todos los escritores de referencia de esos años, como George Bernard Shaw, H.G. Wells o Henrik Ibsen. El libro llamó bastante la atención en el momento en que salió a las librerías. Aparte del título, en Herejes había otro aspecto todavía mucho más provocativo: su creador, un periodista algo belicoso y de estilo un poco informal, hacía una crítica a los intelectuales consagrados, para decir que, sencillamente, estaban equivocados. Y este creador ¡solo tenía 31 años!
¿Exactamente en qué consistía el fallo herético de la intelectualidad de finales del siglo XIX? Chesterton lo expresa de distintas formas. En una primera aproximación, descubre que no se aceptan las generalizaciones. Estos autores no terminan de trasmitir una visión general que logre ofrecer razón de la verdad. Cada uno de ellos acepta un enfoque especial, que como es lógico entra en enfrentamiento con el propuesto por otro.
En Herejes, el creador apunta lo que echa en falta en las medites y proposiciones de sus contemporáneos: todas las oraciones y los idóneas modernos mucho más populares es una evasión para evitar el inconveniente de qué es lo bueno para el hombre.