De gigantitos y enanazos: El profesor y su montaña rusa

Si en algo coincidimos la mayor parte de los enseñantes es en la intensa carga de experiencias que nos llevamos a casa tras una día laborable. Varias horas en las que la retroalimentación recibida es tan diferente y extrema que unos días te sientes el ser mucho más favorecido y con mucho más poder de la galaxia, y al día después eres tan insignificante como una cucarachita. Naturalmente, entre estas 2 hipérboles hay un extenso rango, y creo que los que llevamos tanto tiempo en la profesión es por el hecho de que recibimos considerablemente más influencias próximas al espacio sideral que a los insectos, pero los días que contamos seis patas son tan duros…

Aquí van las atrayentes medites de una aceptable exhibe de enseñantes vocacionales que día a día entregan su pasión a la enseñanza. Ayuda de homenaje y también inspiración.