Fragmentos (Biblioteca Clásica Gredos nº 352)

La predominación que Ennio ejercitó en la literatura latina posterior es comparable a la de Homero en la griega.
Al comienzo de sus Anales, Quinto Ennio (239-169 a.C.) cuenta que Homero se le apareció en sueños para revelarle que él era su reencarnación. Y, por supuesto, la predominación que Ennio ejercitó en la literatura latina posterior es casi comparable a la de Homero en la griega. Nativo de Calabria, su lengua materna era el osco, pero controlaba perfectamente tanto el heleno como el latín. Sus creaciones literarias son de semejante calado que apuntan el paso del periodo arcaico al tradicional en las letras latinas. Más allá de que sus proyectos no se nos han trasmitido de forma directa, las citas de otros autores son tan varias que han servido para reconstruirlas en decisión correcta. La más esencial, los Anales, era un poema épico en dieciocho libros que relataba la narración de Roma desde su fundación a la temporada del creador y que, hasta la publicación de la Eneida, fue un factor fundamental en la capacitación del espíritu nacional de roma. Ennio escribió asimismo veinta desgracias (adaptaciones de auténticos helenos, en general de Eurípides), ciertas pretextas y paliatas (géneros teatrales característicamente romanos), sátiras, epigramas, poemas didáctico-filosóficos, etcétera. Antes de Ennio absolutamente nadie había sido con la capacidad de ordenar a la literatura latina géneros y metros de origen en grecia. Ingresó el hexámetro dactílico y amoldó al latín por vez primera varios helenismos, así como "musa", "poema" o "poeta". Ennio influyó en varios autores latinos siguientes, de los que Tito Livio, Virgilio, Cicerón y Varrón son solo unos ejemplos.