Espías. Escuchas, dossiers, montajes… El mercado negro de la información en España

¿Puede alguien a esta altura sentirse seguro del espionaje, sostener una charla telefónica en la seguridad de que, ajeno de su interlocutor, absolutamente nadie mucho más está a la escucha? En el siglo XX, en la década de los ochenta los servicios misterios del Estado conocieron una profunda transformación. El Cesid pasó a ser una institución vigorosa y su intensa actividad —como en este momento entendemos, habitualmente ajeno de cualquier control— dejó la capacitación profesional de varios agentes cuya procedencia era por norma general militar.

En el torbellino de la década de los noventa la información se reveló como el arma importante, determinante, en cualquier pelea por el poder, sea este político, económico, financiero o de seducción, y la demanda de personas capaces de conseguirla fué en incremento. Conque varios de esos espías formados a la sombra de «La Casa», otros que proceden de la Policía y varios detectives privados, se pasaron a las trincheras de otras peleas.

¿Quién o quiénes espían al Rey? ¿De qué forma lo hicieron? ¿Hay redes que desarrollan dossiers sobre populares jueces, banqueros, políticos y altos ejecutivos? ¿Qué hacen para quitarse de en medio a su peor enemigo? ¿Quiénes son los más destacados y mucho más peligrosos espías a sueldo en España?

Fernando Rueda, creador de La Casa, el primer libro sobre el Cesid anunciado en este país, y Elena Pradas, genuinos especialistas en el planeta del espionaje, se adentran en este momento en la trama civil del mercado negro de la información para conocer al lector un planeta alucinante, en el que la verdad no es mucho más que un juego de apariencias al servicio del mejor postor.