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El 22 de diciembre de 1833, la localidad de Guadalajara, tres meses tras la desaparición del rey Fernando VII, proclamaba reina de España a quien su padre designó como heredera, la pequeña Isabel de Borbón y Parma, una pequeña de solamente tres años de edad quien reinaría con el nombre de Isabel II.
Para ofrecer el paso de recibir la corona su padre, meses antes de su muerte, había instado a la derogación de la Ley Sálica, que prohibía reinar a las mujeres, realizando que con esto perdiera sus derechos quien, a falta de heredero varón, y antes de la entrada en vigencia de la Ley, hubiera correspondido el trono, su hermano don Carlos María Isidro de Borbón, hijo como Fernando VII del rey Carlos IV.
Antes a la desaparición del rey, y tras la derogación de la Ley, el entonces infante anunció que, caso de proclamarse como reina de España a Isabel, declararía la guerra.
Estaba don Carlos, en el momento en que aquello sucedió, desterrado en Portugal. Desde allí dio a saber sus pretenciones a través del “Manifiesto de Abrantes”, el 1º de octubre de aquel año, un par de días tras la desaparición del rey, fallecido el 29 de septiembre. Aquello era el comienzo de la Primera Guerra Carlista.
Por Guadalajara pasaron varios facciosos, o guerrilleros, de ellos intentamos. De Vicente Batanero y el rapto de Baltasar Carrillo
Para ofrecer el paso de recibir la corona su padre, meses antes de su muerte, había instado a la derogación de la Ley Sálica, que prohibía reinar a las mujeres, realizando que con esto perdiera sus derechos quien, a falta de heredero varón, y antes de la entrada en vigencia de la Ley, hubiera correspondido el trono, su hermano don Carlos María Isidro de Borbón, hijo como Fernando VII del rey Carlos IV.
Antes a la desaparición del rey, y tras la derogación de la Ley, el entonces infante anunció que, caso de proclamarse como reina de España a Isabel, declararía la guerra.
Estaba don Carlos, en el momento en que aquello sucedió, desterrado en Portugal. Desde allí dio a saber sus pretenciones a través del “Manifiesto de Abrantes”, el 1º de octubre de aquel año, un par de días tras la desaparición del rey, fallecido el 29 de septiembre. Aquello era el comienzo de la Primera Guerra Carlista.
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