Episodios Nacionales (tercera serie) (Áncora & Delfín)

En la tercera serie de los Capítulos nacionales, redactada entre 1898 y 1900, o sea diecinueve años tras haber concluido la previo, Galdós reanuda la crónica de España en el punto en que la había dejado —la desaparición de Fernando VII—, para relatar la bien difícil etapa de la minoría de su hija, la futura Isabel II, no conocida por los absolutistas que proclaman rey al infante don Carlos, hermano del rey fallecido. Los liberales arropan entonces a la reina viuda, María Cristina, y comienza la primera guerra carlista. Durante la serie, Galdós proseguirá las contrariedades de los 2 bandos, entre el País Vasco, donde radica la corte absolutista, y La capital española, capital del gobierno liberal, con ciertas incursiones en Levante y Cataluña. La serie no solo tiene dentro varios capítulos bélicos, como las campañas de los en general carlistas Zumalacárregui y Cabrera, el cerco y la liberación de Bilbao, o las negociaciones que van a llevar a término la guerra con el célebre abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto, sino recrea con enorme maestría la vida en los 2 bandos, con no escasas disensiones internas en sus respectivas cortes, mientras que el pueblo procura proseguir viviendo ajeno de la guerra. Como en las series precedentes, Galdós crea individuos falsos que forman parte en los hechos históricos, pero cuya vida trata de reflejar la del español de caminando. Y se vale con frecuencia del recurso a la narración epistolar, en tanto que las cartas conjugan los hechos históricos y también íntimos sin precisar un narrador omnisapiente y con independencia para mostrar distintas visiones políticas y prácticas sociales. De esta manera, el suicidio de Larra, la educación de la futura reina o la concertación de su matrimonio se muestran como hechos que los individuos comunican como una parte de su transcurrir escencial.