En la cama con el diablo: Romance erótico Victoriano

Lady Sophie está atemorizada, ha regresado a su casa tras fugarse con su enamorado escocés y solo quiere vivir en paz en Hampshire y que dejen de señalarla como la oveja negra de la familia. Pero Sir Thomas de Winsbrough, el pretendiente que ella abandonó a un paso del altar, no dejará que tenga paz. No está presto a perdonarla y trama una segrega venganza contra la joven que rompió su corazón hace mucho más de 4 años. No la dejará huír y la transformará en su mujer y le advertirá que nunca va a poder negarse a sus brazos y si lo realiza la dejará amarrada en cama. Prontísimo la inexperta novia va a saber lo que es reposar con el demonio y someterse a todos de sus deseos. Pero sir Thomas no solo anhela vengarse, sino más bien asimismo gozar su presa, y no va a descansar hasta arrancarle gemidos agobiados. Pero el demonio de esta historia tiene un punto enclenque y ella, su mujer cautiva y doblegada a sus deseos lo descubrirá y su desafío va a ser regresar a enamorarle como anteriormente.
Extracto:
—Usted no se va a ir de aquí señorita Sophie, ni se casará con su bien amado párroco de Hampshire. No es justo que sea feliz y me deje ardiendo en mi infierno, usted va a venir conmigo y me complacerá y va a ser mías las ocasiones que yo lo desee—ha dicho y deseó llevarla consigo.
—¡Está ido! ¡Ha perdido el juicio! No puede charlar seriamente, solo está asustándome. No está en su derecho a juzgarme, nunca habría sido feliz siendo su mujer, es usted un especial libertino. Permítame en paz, sabe que nunca me entregaré de manera voluntaria a usted sir Thomas.
—Oh, sí lo va a hacer, la someteré a mis deseos y gozaré de su cuerpo hasta saciar mi deseo candente y sin corazón, ese deseo que me corroe las supones. Maldita mujer, y meditar que yo la amaba… Y la procuré como un orate ese día nefasto y usted me abandonó por ese palurdo estúpido del demonio. Se rió de mí.
Sophie empezó a plañir inquieta. Ese hombre no la soltaba, no la dejaba en paz, no era su viejo prometido: era un demonio y solo deseaba hacerle daño.
—Perdóneme por favor, sé que no lo merecía, usted era un caballero bueno entonces… No me reí de usted… Pero amaba a George.
Ella se distanció hacia la puerta y deseó correr, tuvo el impulso de llevarlo a cabo pero halló la puerta clausurada.
—No va a poder huír lady Sophie, va a pasar la noche conmigo y todos lo van a saber… Su amado reverendo no deseará verla jamás mucho más y no va a poder casarse con absolutamente nadie. Va a ser mi venganza. ¡Tanto he aguardado este instante!—ha dicho viendo sus labios y su ajustado talle.