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En el año 2053 la raza humana se encontraba en riesgo de extinción. El Virus Espartano había asolado con el 50% de la población. La selección natural dio pasó a una exclusiva clase, los asintomáticos, personas que no se contagiaban o no presentaban síntomas fatales. Y exactamente la misma selección natural despertó a otra clase de seres que convivían con nosotros desde el principio de la creación para asistirnos, vigilarnos o exterminarnos.
Una periodista documenta, por medio de sus viajes, desde el criterio espiritual, económico y científico, como el estimar jugar a ser dioses despertó la maldad en el planeta. El paso inicial fue la creación del Virus Espartano en un laboratorio como arma viral para remover a la carga popular y económica del mundo: “Los jubilados y los enfermos”. La resolución se encontraba tomada el Virus Espartano era el aviso y el castigo del final de los tiempos. Las premoniciones de todo el planeta lo advirtieron, el objetivo de la Iglesia como tal se encontraba anunciada. El apetito, la peste, la desaparición se respiraba. Se instituyó un nuevo orden, un gobierno de terror donde la manera de vivir era en cuarentenas prolongadas. La economía colapso, el reseteo global creó un único y nuevo régimen mundial, el Dragón colorado se erigió con su novedosa iglesia y única religión dataista. Las vacunas que en un comienzo se hicieron para asistir, por el momento no servían por las mutaciones permanentes del Virus Espartano que se realizó fuerte gracias a los asintomáticos. Ellos actuaron como detonante a fin de que el virus espartano, en su afán de cumplir su misión de aniquilación, se fuera mejorando. Emplearon a los asintomáticos como conejillos de indias, por el miedo de que esta novedosa clase los pase. En la pelea por la supervivencia desearon recrearse como novedosa clase y los políticos aprobaron la creación del transhumanismo como solución para combatir contra el virus espartano. Una exclusiva clase con la bioingeniería fue construída, seres genéticamente trasformados con gadgets biocibernéticos. La maldad, en su afán de acreditar las escrituras bíblicas en su favor “resucitaron” a los fallecidos, el milagro de los clones, que se transformaron en otra novedosa clase. Los ricos y poderosos bajo un falso perfil filantrópico hicieron la vida eterna. La Resistencia conformada por una vieja sociedad que velaba por la raza humana, mucho más lo asintomáticos y los seres dormidos descendientes de los guardianes del cielo, librarán una guerra incesante que no acabará hasta comprender cuál clase va a ser la que en el final habite la Tierra. El Final de los Tiempos comenzó.
Una periodista documenta, por medio de sus viajes, desde el criterio espiritual, económico y científico, como el estimar jugar a ser dioses despertó la maldad en el planeta. El paso inicial fue la creación del Virus Espartano en un laboratorio como arma viral para remover a la carga popular y económica del mundo: “Los jubilados y los enfermos”. La resolución se encontraba tomada el Virus Espartano era el aviso y el castigo del final de los tiempos. Las premoniciones de todo el planeta lo advirtieron, el objetivo de la Iglesia como tal se encontraba anunciada. El apetito, la peste, la desaparición se respiraba. Se instituyó un nuevo orden, un gobierno de terror donde la manera de vivir era en cuarentenas prolongadas. La economía colapso, el reseteo global creó un único y nuevo régimen mundial, el Dragón colorado se erigió con su novedosa iglesia y única religión dataista. Las vacunas que en un comienzo se hicieron para asistir, por el momento no servían por las mutaciones permanentes del Virus Espartano que se realizó fuerte gracias a los asintomáticos. Ellos actuaron como detonante a fin de que el virus espartano, en su afán de cumplir su misión de aniquilación, se fuera mejorando. Emplearon a los asintomáticos como conejillos de indias, por el miedo de que esta novedosa clase los pase. En la pelea por la supervivencia desearon recrearse como novedosa clase y los políticos aprobaron la creación del transhumanismo como solución para combatir contra el virus espartano. Una exclusiva clase con la bioingeniería fue construída, seres genéticamente trasformados con gadgets biocibernéticos. La maldad, en su afán de acreditar las escrituras bíblicas en su favor “resucitaron” a los fallecidos, el milagro de los clones, que se transformaron en otra novedosa clase. Los ricos y poderosos bajo un falso perfil filantrópico hicieron la vida eterna. La Resistencia conformada por una vieja sociedad que velaba por la raza humana, mucho más lo asintomáticos y los seres dormidos descendientes de los guardianes del cielo, librarán una guerra incesante que no acabará hasta comprender cuál clase va a ser la que en el final habite la Tierra. El Final de los Tiempos comenzó.
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