El vientre de la ballena

Una hilarante novela de estudio donde absolutamente nadie aprende nada

Prácticamente veinte años tras la publicación de El vientre de la ballena, Javier Cercas, transformado ahora en entre los escritores escenciales del panorama europeo, aceptó un reto impresionante: comprobar el libro del novelista que fue, confrontar a sus orígenes.

El resultado es una novela al unísono identificable y novedosa, donde la sabiduría y la efectividad del creador maduro aciertan a impulsar la lozanía y el humor del joven. De esa manera, la tragicómica experiencia del treintañero Tomás, inmerso en una transformación escencial tan profunda como la de Jonás en el vientre de la ballena, da pie a un relato increíble, exquisito y melancólico, poblado de individuos memorables, por el que el lector avanza como por una irónica novela de estudio donde unicamente se aprende que no existe nada que estudiar, o a menos que unicamente se puede estudiar si se admiten la inextricable dificultad de las relaciones humanas, las perplejidades del corazón y los espejismos de la alegría.

La crítica dijo sobre Javier Cercas:
«Le felicito, le envidio malsanamente y me quito el sombrero que no llevo.»
Sergi Pamies

«Cercas forma parte a la estirpe de los enormes escritores.»
Livres Hebdo

Sobre Anatomía de un momento:
«Entre las proyectos capitales de la literatura en lengua castellana de nuestra temporada.»
Alberto Manguel

«Un libro preciso.»
Félix Romeo

Sobre Soldados de Salamina:
«Una parábola magistral sobre la crueldad política, el padecimiento, pero asimismo, y decisivamente, sobre la extraña lógica de la compasión y la reconciliación. Soldados de Salamina debería transformarse en un tradicional.»
George Steiner

«Todo el planeta admirará esta novela simple pero llena de talento.»
Doris Lessing, The Guardian

«Un magistral contador de historias.»
J.M. Coetzee

«Con una honestidad y elegancia irreprimibles, Cercas escribió una novela fantástica.»
Susan Sontag

«Un libro magnífico..., de los mejores que he leído en bastante tiempo.»
Mario Vargas Llosa, El País