El siglo del pensamiento mágico

“Nayim recibió el balón a la altura de la línea central y, prácticamente sin pensárselo, lo lanzó hacia la portería protegida por David Seaman. El balón subió y subió hasta rozar el cielo de París, y después descendió en busca del único hueco viable entre el atormentado bracear de Seaman y el larguero de su portería. Aquello no fue un gol: aquello fue un milagro”.

Para Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960), el Zaragoza son recuerdos de Las Gaunas de Logroño y de tantos de Felipe Ocampos en La Romareda. Es el atormentado braceo de Seaman en la final de la Recopa contra el Armamento el diez de mayo de 1995 y las características terapéuticas del gol de Nayim. En el momento en que no redacta novelas (Rutas secundarias, El día de mañana) o guiones de cine, a Pisón le agrada recitar de carrerilla, con entonación de poesía escolar, viejas alineaciones del Zaragoza de su niñez.