El santuario (Crónicas Vampíricas 9): Crónicas Vampíricas IX

Del Novedosa Orleans de hoy al Nápoles del siglo XIX, pasando por la vieja Atenas o Pompeya, la intensa trayectoria escencial del vampiro Quinn reúne en un mismo volumen las «Crónicas Vampíricas» y la serie de «Las Brujas de Mayfair» para descubrir otros capítulos de la crónica de los vampiros.

Quinn Blackwood, un rico y excéntrico joven transformado en vampiro, solicita la asistencia de Lestat para librarse del receloso control a que le somete Goblin, su doppelgänger. Desde el momento en que Quinn entró en el reino de los fallecidos, Goblin, antaño su sombra leal, se convirtió en una amenaza para los seres próximos al atrayente gentleman.

Lestat, intrigado, le solicita a Quinn que narre la crónica de su historia. Este recuerda su niñez en el seno de una familia muy peculiar y detalla sus días en Blackwood Farm, la mansión de altas columnas y extensos jardines cercada de zonas pantanosas donde medró y en este momento radica. Pese a su amor por Mona Mayfair, una hermosa hechicera con la que sostiene una apasionada relación, Quinn tiene una agitada vida cariñosa que, al lado de su imperioso deseo de tomar sangre, le llevó a recorrer el planeta y saber diferentes temporadas de la historia.

«He leído tus "Crónicas Vampíricas" de cabo a rabo. Me las obsequió mi constructor, un viejo buscador de sangre que, según su versión de los hechos, me concedió también una fuerza excepcional. En tus cuentos, te refieres a los orígenes de los vampiros, citando a una vieja bebedora de sangre egipcia que relató la historia a Marius, el sabio, el que siglos atrás te lo transmitió a ti. Ignoro si tú y Marius les inventasteis ciertas de las historias que relatas en tus libros. Es viable que tú y tus camaradas, la secta de eruditos, como les denomináis en este momento, tengáis por práctica contar patrañas. Pero no lo creo. Yo mismo soy prueba de que los bebedores de sangre hay -ahora se llamen bebedores de sangre, vampiros, hijosde la noche o hijos del milenio-, y la manera en que me transformé en uno asegura lo que describes en tus crónicas.»