El monje y la hija del verdugo

El monje franciscano Ambrosio, de 21 años, y 2 de sus hermanos religiosos son mandados al Monasterio de Berchtesgaden, en los aledaños de Salzburgo. El lugar es montañoso y muy salvaje y se cuenta que en los sitios mucho más salvajes habitan espíritus desalmados. Entre las primeras cosas que les causa desconcierto es ver a una hermosa joven ahuyentando a las aves de carroña que avizoran al cuerpo de un hombre colgado en el patíbulo. Hablamos de Benedicta, la hija del verdugo, quien no conoce al ahorcado, pero se ocupa de eludir que las aves destrocen a los que son colgados. El monje cree que actúa de este modo por ser una aceptable cristiana, pero ella es despreciada por los pobladores del sitio y, adjuntado con su padre, tienen que vivir apartados por el lúgubre trabajo que este ejercita. Ambrosio piensa que Dios le ha enviado ahí a fin de que se encargue de la joven, pero acaba enamorándose de ella.