El final del desconcierto: Un nuevo contrato social para que España funcione (ATALAYA)

Hay instantes en la historia en los que un país debe llevar a cabo una pausa y pensar sobre su porvenir. Esos instantes habitúan a encajar con periodos de crisis y ocaso, y en ellos se prueba la aptitud de esa nación para reconsiderar resoluciones pasadas y renovarse.

España vive uno de esos instantes. Sale, no sin abonar peaje, de la mucho más grave crisis económica y política desde la Transición democrática. En aquella ocasión supo crear un contrato popular y político que dió expepcionales frutos en concepto de avance político, económico y popular durante las tres últimas décadas, pero que sufrió algún deterioro por culpa de la crisis del último lustro. La labor es en este momento actualizar ese contrato popular para abrir una exclusiva etapa de avance.

Ciertos componentes son convenientes, pero otros elementos vienen menos de cara: por una parte, la asignación de elementos no se hace de la mejor forma viable