El factor común

Ángel Hardines, Salvador Umpiérrez y Arianna Arencibia son tres enormes expertos que trabajan para una compañía puntera en el ámbito de la seguridad privada. Sin embargo, están metidos hasta el cuello en un retorcido triángulo amoroso que amenaza con eliminar sus vidas.
La situación es sostenible hasta el momento en que, un día, el blindado al que están asignados es objeto de un violento atraco y se ven forzados a defenderse a punta de revólver.
Inmerso en la cadena de hechos que se pasa frente sus ojos, Ángel revela que termina de presenciar –con unos segundos de antelación– todo cuanto está a puntito de acontecer a lo largo del ataque, tal y como si de un colosal Déjà Vu se tratara.
Sin comprender la naturaleza de su precognición, el vigilante de seguridad procurará sacar virtud de la situación –al poder anticiparse a las acciones de los atracadores–, consciente de que únicamente va a poder modificar una vez el destino que conoce.
Tras tomar su resolución y abonar un colosal precio por ella, el chaval deberá conocer de qué manera fué con la capacidad de ver el futuro y también investigar si es viable regresar a conseguirlo, ya que una amenaza se cierne sobre sus conocidos cercanos. Una de la que solo su capacidad va a poder resguardarlos.