El cazador de tormentas: Una novela de Nilidia

«¿Deseas saber la genuina Nilidia? —ha dicho la anciana—. Entonces tienes que percibir la historia del cazador de tormentas…».

Hijo de Azor es solamente un chiquillo, pero se ha criado en el mucho más duro de los mundos probables: el desierto de Zerzura. De ahí que, se conoce listo para sobrepasar el mayor reto de su historia. Llegó el instante de enfrentar la prueba de madurez que todos y cada uno de los jóvenes zerzura deben pasar para probar su valor frente a la tribu. Solo en el momento en que la complete se va a ganar el derecho a tener su nombre. Solo entonces dejará atrás la niñez y el Consejo de Ancianas le dejará conformar una familia y alzar su tienda al lado de las de los mayores.

La prueba impuesta por Ala Roja, el adulto mayor patriarca del Pueblo Halcón, es de hecho dura: debe de ofrecer caza a un ciervo huido, arrancarle la piel y colgarla de las murallas del Palacio del Alba. Aun de esta forma, Hijo de Halcón parte seguro de sí y de sus capacidades...

Pero el destino es despiadado con los inocentes: lo que Hijo de Azor no sospecha es que, en exactamente el mismo momento en que parte para confrontar a su destino, desde el norte avanza un frente de guerra: Yosef Vrolok, el hechicero negro, vuelve a Zerzura para devolver algo que tomó prestado hace un tiempo, el Zuaregi, la tormenta de arena, la mucho más horrible fuerza del desierto.

Hijo de Azor, sin saberlo, va directo a su acercamiento: próximamente se percatará de que apresar al ciervo huido es la menor de las pruebas que deberá sobrepasar si desea proseguir con vida...

-

Gabriel Romero de Ávila revitaliza la literatura de aventuras de siempre. Su impresionante Nilidia, un territorio de límites imprecisos perdido en la mitad del desierto norteafricano, evoca fuertemente la magia de los mundos de Ridder Haggar, Salgari o Karl May y transporta al lector al exótico cosmos de Las mil y una noches...