El arte (es) propaganda: MUCKRAKER VIII

Contaba Antoni Tàpies una anécdota bastante divertida. Ocurrió que, en una visita de Franco a la Bienal Sudamericana de arte, alguien le advirtió que estaba en la salón de los pintores modernos. Eran los sauras, los tàpies, los oteizas… Artistas que encarnaban la iniciativa de una España novedosa, en desarrollo de modernización, familiarizados con una abstracción made in USA que era homónimo de sofisticación y de vanguardia. "Excelencia —le afirmaron al caudillo—, esta es la salón de los revolucionarios", a eso que Franco respondió: "Mientras que hagan la revolución de esta manera…".

Alberto Santamaría sondea ciertas cuestiones primordiales para comprender nuestra historia del arte reciente. Por servirnos de un ejemplo, ¿exactamente en qué instante comenzamos a obsesionarnos con dividir la política y la imaginación, "tal y como si la política fuera un charco de heces y la imaginación un tipo hipersensible y de olfato refinado"?, ¿por qué razón se anatematizó el término "publicidad"?, ¿es viable un arte sin publicidad? Y, sí, hemos oído charlar del arte "panfletario" de izquierdas, ¿pero qué hay de la otra publicidad?