El anciano y el rey

El protocolo real dictaba que el rey saliese del automóvil en último sitio, pero en el momento en que el hombre esencial se encontraba a puntito de emerger, reventó una lluvia de tiros que roció el Hummer real. "El rey de Talvania vio conmocionado de qué manera, uno por uno, los ocupantes de su automóvil caían inertes al suelo". Solo, en una localidad extranjera, procuró cobijo temporal en el lugar de comidas Good Burger. Ahí conoce a Lom, un veterano de la Guerra de Corea, que extraña su vieja vida de riesgos y también intrigas y que abraza la iniciativa de apresar a los que están cazando al Rey. Lom lo realiza, primero, pateando traseros y consiguiendo nombres, y segundo, enseñándole al Rey con cara de bebé los caminos de la calle, el estilo del campo de guerra. Su mensaje escrito es claro: “ESCUCHÉ QUE ME ESTABAS BUSCANDO. ¡AHORA YO TE BUSCO ATI! " Esta búsqueda llena de acción de los asesinos empieza en las ONU y nos transporta desde la vivienda de empeño de Charlie en la localidad de Novedosa York, a lo profundo de pasadizos subterráneos misterios, a estaciones de ferrocarril escondes y guardes desolados, y al final a tratos esmeradamente orquestados con ladrones de joyas y traficantes de armas. Las cosas avanzan bien hasta el desgarrador secuestro. Con el reloj corriendo en contra suya, Lom debe meditar de forma rápida para socorrer la vida de la persona que quiere. ¿Va a llegar el adulto mayor a tiempo? ¿Va a vivir el Rey? Solo el tiempo y sus capacidades de supervivencia. . . lo afirmarán.