LA DICTADURA DE LOS SUPERMERCADOS. Cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimos (A fondo nº 15)

El modelo de la enorme distribución actualizada -hipermercados, mercados, enormes guardes- tiene una relevancia central en el sistema capitalista de la globalización, y no solo por el hecho de que ciertas compañías de la distribución se hallen entre las mayores internacionales del mundo. Habituarnos a obtener en este género de establecimientos, en menoscabo del prácticamente extinguido comercio clásico de cercanía, ha cambiado de qué forma y qué adquirimos: los pequeños distribuidores muy difícilmente consiguen vender sus artículos a las cadenas de mercados, que se convirtieron en reales formadores de costes y nos presentan modelos poco a poco más homogéneos, bajo una fachada de colorida variedad. El modelo de la enorme distribución nutre una cadena socialmente injusta y ambientalmente insostenible, fundamentada en la deslocalización de la producción y en la externalización de los costes socioambientales. El pastel de la nutrición, el textil, los artículos culturales y poco a poco más campos están en todos y cada vez menos manos, que deciden qué consumimos, qué ingerimos y de qué forma habitamos el espacio. No obstante, brotan elecciones, como los conjuntos de consumo, las huertas urbanas o los mercados sociales, que se muestran como semillas de cambio que apuestan por otros mundos probables.