Diarios íntimos

En estos Diarios íntimos, que ella define como "el espéculo de mis sentimientos", caben poesía, confesión, testimonio, relato y epístola. La mayoría del tiempo el receptor es su apasionado, pero asimismo se dirige en estas páginas desgarradas al "amado períodico", a ella misma en un soliloquio fatalista, al "ruin" de su marido, , al mal con mayúsculas y al mismísimo dios. Estos diarios son asimismo la manifestación de la culpa, del remordimiento, de la tensión incesante con el qué afirmarán. Y el espacio donde la autora ensaya su coqueteo con el suicidio, que concretará cinco años tras recobrar la independencia. Pero si bien Teresa Wilms Montt semeja vivir adelantada a su tiempo, no puede huír de la temporada que le corresponde. Y contra ella, contra esa situación opresora, la autora rivaliza y da una guerra que se expresa con la intensidad de una cabeza ebria y una agitadísima sangre en las páginas de estos predecesores Diarios íntimos.