Diario ártico: Un año entre los hielos y los inuits (Solvitur ambulando.Clásicos nº 8)

Entre los pocos cuentos en la crónica de la exploración polar protagonizado por una mujer excepcional. Cuenta su historia a lo largo del año que pasó en Groenlandia con motivo de la expedición de 1891 dirigida por su marido, Robert Peary, que habría de ser entre las figuras centrales en la pugna ártica. En la bahía McCormick, al norte de la isla, edifican un cobijo en madera y allí convive, en duras condiciones, con la población local. Tras el encontronazo que le causan sus extrañas prácticas, nuestra dama comparte vivencias con las mujeres inuit, de cuya vida, hábitos y cultura deja registro detallado en estas páginas. Nos charla del cosido y régimen de las pieles con las que se visten, de la comida, de la vida familiar dentro del iglú, de sus desplazamientos en trineo, del emparejamiento o de hábitos horribles como el infanticidio en el momento en que se quedan viudas. Presencia situaciones de extrema crueldad hacia ellas y hasta un episodio de Pibloktop, o histeria ártica, fenómeno relacionado a la dureza de su condición femenina.
Información de enorme manera importante para la principiante etnología de la temporada que ignoraba la vida diaria de las ciudades indígenas árticas, pero asimismo asoma en estos diarios el aguijón de la aventura extrema, la observación y registro de la hermosura feroz de ese ambiente hostil, al lado de un plácido canto a la vida al aire libre y el exitación de los pequeños datos. Isabel Coixet se inspiró en esta valiente mujer para el personaje primordial de su película Absolutamente nadie desea la noche.