Despedida a la francesa (Panorama de Narrativas nº 1051)

Una madre, un hijo y un gato habitado por el espíritu del difunto marido. Una comedia desopilante y melancólica.

Frances Price y su hijo Malcolm –ahora adulto, pero que prosigue viviendo con ella– llevan una vida delicada y regalada en el mucho más glamouroso Manhattan, merced a la fantástica herencia del difunto marido de ella: un marido sobre cuya muerte planean algunas supones que la apuntan. Esos comentarios la han dotado de un aura de viuda negra, pero no le han impedido proseguir gozando de infinitos antojos a golpe de tarjeta de crédito. Hasta que exceso termina agotando la cuenta corriente y de repente madre y también hijo se ven en la ruina y con la necesidad de empezar nuevamente.

Emprenden una escapada hacia adelante con destino a París, donde los dos fueron contentos en algún instante de su pasado. Frances solamente deja nada atrás, y Malcolm solo a una novia eterna con la que jamás ha acabado de llegar a ningún lado. Los acompaña en el viaje –por mar, en un transatlántico– Pequeño Frank, el gato de la familia, al que van a deber ingresar clandestinamente en Francia. Hay un fundamento de peso para llevarlo con ellos: Frances está persuadida de que en el cuerpo de ese felino habita el espíritu de su difunto marido. Y en el momento en que, ahora en París, el gato se da a la fuga, madre y también hijo comenzarán una búsqueda que reunirá a un excéntrico plantel de individuos: una pitonisa con la que Malcolm mantuvo una relación carnal en el transatlántico, una expatriada de america expectante de aventuras, un tímido detective privado...

Conduciendo con endemoniada precisión su particularísimo y exquisito humor, Patrick deWitt nos obsequia una historia extravagante interpretada por individuos estrambóticos, inútiles de desenvolverse en el planeta real, inútiles de madurar, asilados en ensueños y pequeños bienestares para intentar escabullirse de su enorme soledad.