La Curandera: Una Sanadora en Tiempos de la Inquisición

Francisca, sanadora y orgullosa de serlo, no posee inconvenientes viviendo de la mendicidad, el engaño, y sus trucos de adivinación. Y si bien la Inquisición está comenzando a enseñar signos de caída, cualquier sanadora podría ser acusada de brujería.

Pero las calles de esta temporada bien difícil han criado a una mujer fuerte, orgullosa y fuerte, con la capacidad de confrontar a eso que sea. Ella charla claro y fuerte frente alguno, sea humilde o noble, o aun frente al Santurrón Trabajo si es necesario.

No tener pelos en la lengua podría marchar para alguien de alta cuna, pero una mendiga no tiene protectores, amistades predominantes, o de cualquier persona que logre asistirla frente a la opresión de este obscuro intérvalo de tiempo. Pese a todo, Francisca procura contribuir a el resto sin importarle el peligro, pero para esto debe continuar con vida, ya que la supervivencia pasa por confrontar a acusaciones de magia y brujería y por recurrir a eso que lleve a cabo falta para poder ver un nuevo amanecer.