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DESCRIPCIÓN
Conforme se hace popular la impresión tres dimensiones, varios han aprovechado esta industria para labrarse una fortuna y ganar a lo grande. Estos desenlaces no son precisamente pan comido, pero por otro lado la única forma de tener éxito es salir a procurarlo, y comprobar qué hicieron quienes han logrado conceptuar este modo de conseguir dinero.
Si estuvo siempre y en todo momento entusiasmado en la impresión tres dimensiones y desea conseguir dinero con esta tecnología, es hora de que piense inteligentemente y venza cualquier obstáculo que se presente.
Los modelos que desee imprimir en tres dimensiones puede crearlos con un bulto CAD (diseño asistido por ordenador), con un escáner tres dimensiones, o con una fácil cámara digital y un programa de fotogrametría. Los modelos con CAD resultan con menos fallos y tienen la posibilidad de corregirse antes, ya que dejan la verificación del diseño del objeto antes de imprimirlo.
Existen varios proyectos y compañías sacrificándose por desarrollar impresoras tres dimensiones alcanzables para su empleo personal en su casa. Una gran parte de este trabajo fué movido y destinado por comunidades hágalo-usted-mismo, apasionados a realizar cosas, renovadores, con nudos auxiliares al planeta académico y integrantes de comunidades de piratas informáticos.
La impresión tridimensional provoca que sea igualmente económico imprimir una parte que miles y por ello le quita el atrayente a la economía de escala. Puede llegar a tener un encontronazo tan enorme en todo el mundo como lo tuvo en su instante la revolución industrial y el surgimiento de las factorías…
Tal como absolutamente nadie podía predecir en 1750 el encontronazo que tendría la máquina de vapor, en 1450 el que tendría la imprenta, o en 1950 lo que sería el encontronazo del transistor, ahora mismo es imposible adivinar el encontronazo en un largo plazo de la impresión tres dimensiones. Pero la tecnología llega, y probablemente revolucione todos los campos que toque.
— Tomado de “The Economist” edición líder de Febrero diez, 2011
Conforme se hace popular la impresión tres dimensiones, varios han aprovechado esta industria para labrarse una fortuna y ganar a lo grande. Estos desenlaces no son precisamente pan comido, pero por otro lado la única forma de tener éxito es salir a procurarlo, y comprobar qué hicieron quienes han logrado conceptuar este modo de conseguir dinero.
Si estuvo siempre y en todo momento entusiasmado en la impresión tres dimensiones y desea conseguir dinero con esta tecnología, es hora de que piense inteligentemente y venza cualquier obstáculo que se presente.
Los modelos que desee imprimir en tres dimensiones puede crearlos con un bulto CAD (diseño asistido por ordenador), con un escáner tres dimensiones, o con una fácil cámara digital y un programa de fotogrametría. Los modelos con CAD resultan con menos fallos y tienen la posibilidad de corregirse antes, ya que dejan la verificación del diseño del objeto antes de imprimirlo.
Existen varios proyectos y compañías sacrificándose por desarrollar impresoras tres dimensiones alcanzables para su empleo personal en su casa. Una gran parte de este trabajo fué movido y destinado por comunidades hágalo-usted-mismo, apasionados a realizar cosas, renovadores, con nudos auxiliares al planeta académico y integrantes de comunidades de piratas informáticos.
La impresión tridimensional provoca que sea igualmente económico imprimir una parte que miles y por ello le quita el atrayente a la economía de escala. Puede llegar a tener un encontronazo tan enorme en todo el mundo como lo tuvo en su instante la revolución industrial y el surgimiento de las factorías…
Tal como absolutamente nadie podía predecir en 1750 el encontronazo que tendría la máquina de vapor, en 1450 el que tendría la imprenta, o en 1950 lo que sería el encontronazo del transistor, ahora mismo es imposible adivinar el encontronazo en un largo plazo de la impresión tres dimensiones. Pero la tecnología llega, y probablemente revolucione todos los campos que toque.
— Tomado de “The Economist” edición líder de Febrero diez, 2011
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