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¿QUÉ OCURRE CUANDO TODO UNA GENERACIÓN COMETE EL MISMO CRIMEN?
"De qué forma dejamos de abonar por la música" documenta por vez primera entre los fenómenos clave de la civilización moderna: la debacle de la industria musical así como la conocíamos, y la irrupción de la civilización digital, la piratería y los ficheros de audio MP3 como vehículo del nuevo consumo de la música.
Tras años de investigación, Stephen Witt edifica un impresionante relato que explora tres instantes de la historia que comentan de qué forma cambió el planeta con relación a el consumo de la música grabada.
El primero de los instantes nos transporta a los estudiosos y también ingenieros alemanes, encabezados por Karlheinz Brandenburg, que, intentando encontrar un procedimiento que dejara comprimir el sonido para hacer más simple su transmisión, brindaron con un proyecto que, más allá de que fue en un inicio injuriado por el comité que escoge qué estándares tecnológicos llegan al cliente (MPEG), revolucionaría a fines del siglo XX la forma como el público escucharía la música desde ese instante.
Seguidamente, la investigación de Witt nos transporta a Dell Glover: el "tolerante cero" de la piratería, entre los primeros que comenzó a filtrar los discos de éxito actualmente semanas antes que saliesen al mercado. Glover, que trabajaba en la planta de disco compacto de Kings Mountain, Carolina del Norte, correspondiente al enorme de la industria musical PolyGram, extraía subrepticiamente los disco compacto de la factoría antes que saliesen al mercado y los "colgaba" en las primigenias redes piratas, desde las cuales se extendían como el cáncer por todo el planeta.
El tercer enorme personaje principal se encuentra dentro de las prominentes figuras de la industria musical de norteamérica: Doug Morris, que, adelante de las primordiales majors de la música, contempló de qué manera la industria musical que había contribuido en parte importante a alzar se iba a pique.
"De qué forma dejamos de abonar por la música" documenta por vez primera entre los fenómenos clave de la civilización moderna: la debacle de la industria musical así como la conocíamos, y la irrupción de la civilización digital, la piratería y los ficheros de audio MP3 como vehículo del nuevo consumo de la música.
Tras años de investigación, Stephen Witt edifica un impresionante relato que explora tres instantes de la historia que comentan de qué forma cambió el planeta con relación a el consumo de la música grabada.
El primero de los instantes nos transporta a los estudiosos y también ingenieros alemanes, encabezados por Karlheinz Brandenburg, que, intentando encontrar un procedimiento que dejara comprimir el sonido para hacer más simple su transmisión, brindaron con un proyecto que, más allá de que fue en un inicio injuriado por el comité que escoge qué estándares tecnológicos llegan al cliente (MPEG), revolucionaría a fines del siglo XX la forma como el público escucharía la música desde ese instante.
Seguidamente, la investigación de Witt nos transporta a Dell Glover: el "tolerante cero" de la piratería, entre los primeros que comenzó a filtrar los discos de éxito actualmente semanas antes que saliesen al mercado. Glover, que trabajaba en la planta de disco compacto de Kings Mountain, Carolina del Norte, correspondiente al enorme de la industria musical PolyGram, extraía subrepticiamente los disco compacto de la factoría antes que saliesen al mercado y los "colgaba" en las primigenias redes piratas, desde las cuales se extendían como el cáncer por todo el planeta.
El tercer enorme personaje principal se encuentra dentro de las prominentes figuras de la industria musical de norteamérica: Doug Morris, que, adelante de las primordiales majors de la música, contempló de qué manera la industria musical que había contribuido en parte importante a alzar se iba a pique.
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