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Prominente, de voz despacio y entre los actores mucho más esenciales desde los años sesenta, decidió diversificarse dirigiendo y generando películas. Próximamente Clint Eastwood pasó de ser un habitual actor de películas para su pase en televisión, ambientadas en el Western, para transformarse en entre las estrellas mucho más reputadas de todo el mundo, ganando del mismo modo enorme prestigio como directivo.
Su compañía de producción, Malpaso, un nombre poco capaz para supersticiosos, consiguió efectuar enormes películas contando con capitales muy bajos, pero muy ambiciosas desde el criterio personal y artístico. Eastwood no forma una parte del sistema clásico de Hollywood y su negocio está basado en Carmel, California, en la Península de Monterrey, donde ha ejercido asimismo como alcalde y tiene un lugar de comidas en propiedad.
Eastwood medró en los años de la Enorme Depresión, en California, donde sus progenitores eran obreros casuales sin empleo fijo. Tras finalizar la escuela secundaria, trabajó como leñador en Oregón, aparte de tocar el piano, y ser instructor en el Ejército americano. Mientras que se encontraba en el ejército, estudió en el City College de Los Angeles.
En el momento en que firmó un contrato como actor para la Universal, una de sus primeras vivencias fue en un largometraje de enorme éxito pero de mínima calidad artística que se titula “Francis en la marina” (1955), siendo Francis una mula parlanchina bajo el mando de Donald O’Connor. Después continuó haciendo ciertas películas de serie B, hasta el momento en que salió a Novedosa York y ganó cierto prestigio como el jefe Rowdy Yates en la serie de Televisión "Rawhide" (1959-66).
Los horarios específicos de la Televisión y un óptimo entrenamiento físico previo, le asistieron a desarrollar un óptimo estilo como actor secundario que le condujo de a poco a ser figura primordial. Su primer triunfo mundial lo logró en Europa, donde logró un enorme reconocimiento en una trilogía de Spaghetti Westerns apuntada por Sergio Leone que se rodó en España. Nervudo, lacónico, y singularmente mortal, logró popularizar las películas del Oeste americano rodadas en Europa, siendo su primer enorme triunfo la beligerante y bien apuntada “Por un puñado de dólares americanos” (1964). Después vinieron “La desaparición tenía un precio” (1966) y “El Bueno, el feo, y el malo” (1966), logrando ser reconocidos más tarde como Westerns tradicionales y él mismo una enorme estrella mundial. Una vez descuidado ese género, logró otro enorme triunfo con “La jungla humana” (1968), una capaz película sobre crueldad urbana apuntada por Don Siegel.
La segunda enorme ocasión de Eastwood llegó con la encarnación en la pantalla del personaje apodado “El sucio” (Harry Callahan), un policía que daba el nombre al largometraje “Harry el sucio” (1971) de Don Siegel. Su mayor capacidad para solucionar las situaciones inciertos era disparar a los sospechosos, en vez de interrogarles. De esa extendida serie de películas sobre Harry resaltamos “Encontronazo súbito” (1983), y una oración suya que afirma: “El día de hoy no es mi día”, en el momento en que está a puntito de fallecer conminado por una pistola.
Sin embargo, estas películas no tenían la bastante calidad artística y su ideología beligerante fastidiaba a bastante gente. Sobre esta crítica, Eastwood ha proclamado que “Mis individuos son hombres que tienen un prominente término del bien y del mal, pero en ocasiones no tienen paciencia a fin de que un juez ponga en independencia a un asesino”. Asimismo añade que “Mis películas charlan de inconvenientes morales y sociales, no de política”. Su amistad con Ronald Reagan asimismo le ha entregado ciertas críticas, suponemos que de quienes no le votaron, pero la preocupación de Eastwood por el medioambiente, le ha entregado un enorme respeto en el Departamento del Interior.
Su compañía de producción, Malpaso, un nombre poco capaz para supersticiosos, consiguió efectuar enormes películas contando con capitales muy bajos, pero muy ambiciosas desde el criterio personal y artístico. Eastwood no forma una parte del sistema clásico de Hollywood y su negocio está basado en Carmel, California, en la Península de Monterrey, donde ha ejercido asimismo como alcalde y tiene un lugar de comidas en propiedad.
Eastwood medró en los años de la Enorme Depresión, en California, donde sus progenitores eran obreros casuales sin empleo fijo. Tras finalizar la escuela secundaria, trabajó como leñador en Oregón, aparte de tocar el piano, y ser instructor en el Ejército americano. Mientras que se encontraba en el ejército, estudió en el City College de Los Angeles.
En el momento en que firmó un contrato como actor para la Universal, una de sus primeras vivencias fue en un largometraje de enorme éxito pero de mínima calidad artística que se titula “Francis en la marina” (1955), siendo Francis una mula parlanchina bajo el mando de Donald O’Connor. Después continuó haciendo ciertas películas de serie B, hasta el momento en que salió a Novedosa York y ganó cierto prestigio como el jefe Rowdy Yates en la serie de Televisión "Rawhide" (1959-66).
Los horarios específicos de la Televisión y un óptimo entrenamiento físico previo, le asistieron a desarrollar un óptimo estilo como actor secundario que le condujo de a poco a ser figura primordial. Su primer triunfo mundial lo logró en Europa, donde logró un enorme reconocimiento en una trilogía de Spaghetti Westerns apuntada por Sergio Leone que se rodó en España. Nervudo, lacónico, y singularmente mortal, logró popularizar las películas del Oeste americano rodadas en Europa, siendo su primer enorme triunfo la beligerante y bien apuntada “Por un puñado de dólares americanos” (1964). Después vinieron “La desaparición tenía un precio” (1966) y “El Bueno, el feo, y el malo” (1966), logrando ser reconocidos más tarde como Westerns tradicionales y él mismo una enorme estrella mundial. Una vez descuidado ese género, logró otro enorme triunfo con “La jungla humana” (1968), una capaz película sobre crueldad urbana apuntada por Don Siegel.
La segunda enorme ocasión de Eastwood llegó con la encarnación en la pantalla del personaje apodado “El sucio” (Harry Callahan), un policía que daba el nombre al largometraje “Harry el sucio” (1971) de Don Siegel. Su mayor capacidad para solucionar las situaciones inciertos era disparar a los sospechosos, en vez de interrogarles. De esa extendida serie de películas sobre Harry resaltamos “Encontronazo súbito” (1983), y una oración suya que afirma: “El día de hoy no es mi día”, en el momento en que está a puntito de fallecer conminado por una pistola.
Sin embargo, estas películas no tenían la bastante calidad artística y su ideología beligerante fastidiaba a bastante gente. Sobre esta crítica, Eastwood ha proclamado que “Mis individuos son hombres que tienen un prominente término del bien y del mal, pero en ocasiones no tienen paciencia a fin de que un juez ponga en independencia a un asesino”. Asimismo añade que “Mis películas charlan de inconvenientes morales y sociales, no de política”. Su amistad con Ronald Reagan asimismo le ha entregado ciertas críticas, suponemos que de quienes no le votaron, pero la preocupación de Eastwood por el medioambiente, le ha entregado un enorme respeto en el Departamento del Interior.
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