Los Cinco Brazaletes

Desde siglos atrás, los salvajes nórdicos llamados kedois y los humanos estuvieron enfrentados entre sí. Si las armas continúan aún en sus vainas, es debido al comercio de la virlekia, una yerba alucinógena considerada sagrada para los primeros, y una ocasión de lucrarse para los segundos. Pero el odio jamás se ha desvanecido, solo estuvo aguardando el instante de reaparecer con mucho más fuerza.

En el reino de los humanos, las tres familias de mercaderes dedicadas en venta de la virlekia siempre y en todo momento mantuvieron un pacto de no agresión, pero la mala administración de ciertos y la ambición de otros semeja apuntar a que este debe de romperse, conminando con desatar una batalla entre ellas como jamás se había visto antes.

Por otra parte, las blancas Llanuras de los kedois, en el norte, son sacudidas por un nuevo beligheri. Cada 4 o cinco generaciones nace un enviado que el dios de los kedois usará como instrumento para estar comunicado con ellos. Si bien Gérgema, el Bezhal del clan donde hace aparición el jóven con el don de ser útil de catalizador a la deidad, sabe que es un instante único para todos y cada uno de los salvajes que pueblan la tundra, escoge efectuar el ritual sin aguardar a el resto clanes, a sabiendas de que viola una regla milenaria que puede conllevar secuelas catastróficas. Pero su chamán fué claro y conciso