Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas (Mayor nº 418)

Se prolonga por el planeta una exclusiva forma de activismo popular. En los últimos tiempos hemos presenciado las revueltas árabes, las infiltraciones de misterios de las embajadas de EE UU y los gobiernos de todo el planeta por medio de Wikileaks, las acciones del colectivo de ciberatacantes Anonymous contra compañías como Visa o Amazon o la campaña electoral fundamentada en comunidades que llevó a Obama a la presidencia estadounidense. Con la popularización de las comunidades la multitud tiene a su alcance unas capaces herramientas para protestar contra los gobiernos, los políticos o las considerables compañías. Lo que hasta hace pocos años era privilegio de los pocos especialistas que manejaban Internet, se está democratizando con las novedosas herramientas y la simplificación de la aptitud de producir mensajes y tener relaciones velozmente con otra gente, más allá de la edad, el sexo, la religión o el sitio de todo el mundo en el que están. Alguno puede ser un cabecilla o puede respaldar con sencillez un movimiento, la difusión de un concepto que comparta o con la que no esté en concordancia. Mientras que, los poderes tradicionales asisten con estupefacción a un planeta en el que el “control” sobre los clientes del servicio, leyentes, espectadores y trabajadores se les escapa de las manos.