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No nacimos para la pobreza, sino más bien para la prosperidad.
Nada de lo que maldecimos es la causa de nuestra desgracia ni de nuestra pobreza. La auténtica causa está en nuestro interior, donde hay una causa, hay una solución.
Todo cuanto somos es el resultado de nuestros pensamientos y es desarrollado por nuestros pensamientos.
Por medio de ellos tenemos la posibilidad de llegar a crear nuestras vidas o a destruirlas. El poder del pensamiento es el que moldea las situaciones. Cada alma atrae hacia sí lo que se merece: Alguno de los accidentes de la vida humana, positivo o negativo, es dependiente de nuestros pensamientos.
Hay un procedimiento a través del que la prosperidad persistente puede ser alcanzada y hay un sendero que lleva a esta gloriosa realización: el Sendero de la Prosperidad.
Nada de lo que maldecimos es la causa de nuestra desgracia ni de nuestra pobreza. La auténtica causa está en nuestro interior, donde hay una causa, hay una solución.
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