Camino de las Cárcavas

Los últimos setenta años del pasado siglo son el ámbito donde avanza la vida de Lucio, personaje al que el destino le encaró a una sucesión de situaciones contradictorias que le complicaron ser congruente consigo no superando su sentimiento de culpa hasta su intrépido actuación en las dependencias de la Brigada Político-Popular de Franco donde se vio envuelto en un asesinato en el momento en que protegía como policía armado a un joven afiliado al partido comunista que era cruelmente torturado en el interrogatorio de un sin corazón comisario. Lucio que asistió a la proclamación de la República en la Puerta del Sol de La capital española es la expresión de la promesa que la República provocó en una gran parte de los españoles. Vivió asimismo las gigantes adversidades y combates que provocó la política de reformas profundas del Gobierno de Manuel Azaña en la convivencia de los españoles encarnadas en los pobladores de un pequeño pueblo de Salamanca. En la Guerra Civil fue llamado a filas en el ejército de los militares rebelados y padeció la desaparición en combate de amigos y el homicidio de su hermano, cuyo cadáver fue descuidado en una cuneta. Y, acabada la guerra, se vio obligado a entrar en la Policía Armada lo que amargó su vida llevando siempre y en todo momento sobre sus espadas el peso de un sentimiento de culpa por ser útil a quienes, ganada la guerra, obligaron su dictadura y mataron a su hermano. Esto fue para él un cautiverio psicológico primero y después un cautiverio físico en un penal militar. Lucio representa a muchos españoles que fueron víctimas anónimas, maltratados por el Régimen y vilipendiados por los contrincantes del mismo.