El cáliz de Melqart

Tras la desaparición de Amílcar Barca, su yerno Asdrúbal se pone adelante de la administración cartaginesa en Ispania. Con el acompañamiento del joven Aníbal consigue esenciales victorias diplomáticas y militares y también comienza la construcción de una exclusiva capital: Qart Hadasht. Los éxitos de los Bárquidas despiertan el cuidado de Roma y de sus oponentes políticos en nuestra Cartago, y semejan llevar a cabo ineludible el combate con los pueblos íberos que se sostienen libres, de forma especial con los oretanos de Hélike, liderados por Orissón. Un hecho inesperado cambia repentinamente el tablero de juego. El legendario cáliz del dios Melqart, sobre el que se creó el viejo reino de Tartessos, vuelve del pasado y desata un vendaval de rivalidad y ambición, de lealtades y también intrigas, que precipita la pelea por el dominio de la península ibérica. El cáliz puede proveer la legitimidad para unificar a los pueblos íberos bajo una exclusiva dinastía. O quizá ayuda, exactamente, para evitarlo. El destino de Ispania y el curso del combate entre Roma y Cartago van a depender de esto. Tras el éxito de El heredero de Tartessos, Arturo Gonzalo Aizpiri regresa a recrear el tiempo turbulento y interesante en que los cartagineses dominaron el sur de la península Ibérica.