En busca de la autoestima perdida (A los cuatro vientos)

Al hombre contemporáneo, preso en la ignorancia de sí -asimismo en lo referente a la autovaloración-, le resulta muy simple perderse en el sendero de la vida. Abrumado por la masa ingente de información que recibe, por el fastidio de tantas idas y venidas al acercamiento de varios prejuicios para su sabiduría, es lógico que esté fatigado. Por supuesto que desea ser él mismo y, no obstante, es solamente un preso ofuscado en su desorientación escencial. Conoce varias cosas, pero quizás ignore la que es más esencial y primordial: su persona. Quizá llega a hallarse con otra gente al calor de un diálogo que les une y les transporta a comunicar la privacidad pero, al tiempo, no es con la capacidad de hallarse consigo, quizás pues su persona sea una impecable ignota. Estas situaciones hacen que no tenga nada de extraño que la mayor parte de la gente vaya en pos de la autovaloración perdida. (Del prólogo de José Pedro MANGLANO).