La belleza de sentir (Actual)

De las conmuevas a la sensibilidad. Charlamos bastante de conmuevas, pero aún no las entendemos. Como humanos, debemos conocerlas mejor y estudiar a convertirlas en sensibilidad. Pues, como apunta la autora, la transformación que le es necesario al planeta no va a ser fruto únicamente de psiques refulgentes. Requerimos, asimismo, corazones libres y miradas libres de miopías sentimentales. Más adelante, las mejores resoluciones van a ser obra de personas con sensibilidad deliciosa. Con un artículo que nos acaricia de manera delicada por la parte interior y nos va calando como lluvia fina, la autora nos guía de las conmuevas a la sensibilidad. Por el hecho de que presenciar conmuevas es humano —nos comunica—, pero no en todos los casos es homónimo de sensibilidad o humanidad. Y comprender bastante nos servirá poco si vivimos desconectados del propio corazón. Dividido en 2 partes, la primera se dirige a los mayores generalmente. Con ejemplos muy ilustrativos, nos ofrece 12 pasos para editar las conmuevas naturales o primarias, propias de nuestra clase, en sentimientos sabios, lúcidos y excelentes, que nos recubran de sensibilidad, humanidad y hermosura. La segunda parte está encargada de un enorme tesoro de la raza humana: los pequeños y las pequeñas, y sus familias y docentes. Eva Bach nos da una iniciativa completamente nueva. En el momento en que se terminan de conmemorar 25 años de la Convención de Ginebra sobre los Derechos de los Pequeños, nos ofrece diez pretensiones y derechos de los pequeños para un desarrollo sensible sano. Y sucede que, como ella misma concluye, un planeta mucho más humano solo va a ser viable si entendemos atender y comprender el corazón de los pequeños desde el corazón propio.