La Barraca (Anotada)

Sobre las tierras del tío Barret, que se atrevió a romper las cadenas y a recortar la cabeza del amo, don Salvador, con la consiguiente ruina de su familia, pesa una maldición. Transformadas en símbolo de la pelea contra los terratenientes, absolutamente nadie debe cultivarlas. La hostilidad se desata contra un forastero, Batiste Borrull, que, con el sueño de sacar a su familia adelante, escoge arrendarlas, desatando de esta forma una tempestad de odio y resentimiento que acaba trágicamente. En la mejor tradición de la novela naturalista, Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) se demora en LA BARRACA (1898) en el análisis de la psicología colectiva y atribuye la crueldad de los individuos a los bajos instintos y a la brutalidad del medio en que viven. En estas situaciones desfavorables, la pelea del profesor, don Joaquín, para educar a sus estudiantes, resulta inútil.