Bajo la piel (HarperCollins)

No es sencillo tratar con Marcela Pieldelobo. Natural de Biescas, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés, es ya hace una década inspectora del Cuerpo Nacional de Policía en Pamplona. Una mujer excesiva en sus prácticas y aprecios, y asimismo en el original tatuaje que se enrosca en su cuerpo y que solamente absolutamente nadie conoce. Está persuadida de que las órdenes son susceptibles de interpretación, que hay cosas que es requisito guardarse para uno mismo y que las puertas cerradas tienen la posibilidad de dejar de estarlo si se conoce de qué manera abrirlas. Si bien no poseas una orden judicial.

En este momento el pasado, con apariencia de un padre maltratador que resurge tras la desaparición de su madre, llama con furia a su puerta, pero Marcela tiene cosas mucho más urgentes que atender, como la situacion de un bebé descuidado en un estacionamiento solitario y un turismo de alquiler siniestrado sin ningún rastro del conductor, pero con máculas de sangre y huellas de rodadas… En el momento en que las pistas conducen a una famosa compañía propiedad de entre las mucho más habituales y también predominantes familias locales, sus superiores deciden separarla del caso... Pero Marcela, leal a sus principios y a su instinto, reitera que ir mucho más allí, aun a costa, en este momento, de su vida.