La araña y la mariposa

En el pueblo de Mora, los meses se han vuelto dulces mientras que el invierno llega retardado y perezoso para disponer noches eternas y días de encierro. Un hombre, no obstante, fué hallado fallecido envuelto en nailon, colgando de una viga, en un viejo internado para hombres.

Ese delito enseguida remite a la desaparición de un niño ocurrida mucho más de treinta años antes en exactamente el mismo internado, que jamás ha podido ser resuelta. La investigación, entonces, estuvo al cargo de Karl Lindberg, de hoy inspector y jefe de la policía de Mora, aparte de padre de Greta, librera y detective apasionada, que no puede eludir investigar cada homicidio que se genera en el pueblo.

Próximamente, los crímenes incrementan, si bien la astucia del asesino los disfraza de otra cosa: suicidios, muertes naturales. No hay mucho más conexión entre ellos que el pasado común en el internado y la existencia de mariposas en todos los homicidos. El homicida trabaja con la meticulosidad y la paciencia de una araña en cuya lona van cayendo uno a la vez esos que estuvieron relacionados con la desaparición jamás dilucidada.


Lena Svensson creó con Greta Lindberg una detective excepcional: sagaz pero radiante, lectora incansable de novelas de secreto, con guiños a otros autores del género